Fatiga y cáncer

La fatiga es una sensación de cansancio, debilidad o agotamiento. Es el efecto secundario más frecuente del cáncer y del tratamiento del cáncer. Pero tener fatiga no significa que el cáncer esté empeorando o que el tratamiento contra el cáncer no esté funcionando. 

Algunas personas con cáncer describen la fatiga como sentir cansancio hasta los huesos o golpearse contra una pared. Otros dicen que es el efecto secundario más angustiante del tratamiento del cáncer. La fatiga relacionada con el cáncer es diferente en cada persona. Es importante que la persona que lo está experimentando describa cómo se siente. La fatiga puede hacer que una persona no pueda trabajar, hacer actividad física, relacionarse con la familia, socializar con amigos o hacer actividades diarias. A veces, incluso hace que las personas omitan los tratamientos contra el cáncer. 

Si la persona con cáncer se distrae fácilmente y no puede concentrarse en el trabajo o actividades intelectuales, entonces puede tener fatiga de atención. Esto también se conoce como quimiocerebro. Es un efecto secundario frecuente del tratamiento contra el cáncer.

Según la causa, la fatiga relacionada con el cáncer puede aparecer y desaparecer o permanecer por un tiempo. La fatiga causada por la quimioterapia tiende a empeorar unos días después del tratamiento y, luego, mejora antes del siguiente tratamiento. La fatiga causada por la radiación suele comenzar de a poco unas semanas después de iniciado el tratamiento. En general, empeora a medida que continúa el tratamiento. Mejora con el tiempo una vez finalizado el tratamiento.

Causas de la fatiga

Hoy en día, conocemos algunas de las causas de la fatiga, pero no todas. La fatiga puede relacionarse con cambios físicos causados por el cáncer o su tratamiento. La fatiga relacionada con el cáncer suele ser más intensa que la fatiga que a veces tienen las personas sin cáncer. Esta fatiga dura más y no mejora con el sueño.

El nivel bajo de hemoglobina (anemia) es un efecto secundario común del tratamiento que también está relacionado con la fatiga. La hemoglobina transporta oxígeno en la sangre. Entonces, si el nivel es bajo, las células del cuerpo no obtienen tanto oxígeno como necesitan. Las personas que no están bien alimentadas, no beben suficiente líquido y están deshidratadas o no pueden moverse mucho tienden a sentir más fatiga. El dolor incontrolable, la depresión y los problemas para dormir también pueden causar fatiga. Finalmente, la forma en que una persona maneja el estrés, piensa o se comporta puede influir en la fatiga. 

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