Hacer ejercicio después del cáncer de mama: pasos hacia la salud
Los tratamientos para el cáncer de mama pueden afectar tanto a su cuerpo como a sus emociones. Los efectos del cáncer y del tratamiento del cáncer pueden hacer que usted se vuelva menos activa, sienta más estrés, se canse todo el tiempo y no pueda dormir bien. Y cuanto peor se siente, menos activa tiende a ser. Después del tratamiento, es posible que descubra que le faltan fuerzas y energía para volver a las actividades que realizaba antes del diagnóstico de cáncer.
¿Qué puede hacer para ganar fuerza y volver a sentirse más sana y como usted misma? Muchas mujeres descubren que hacer ejercicio de forma regular puede mejorar su estado físico y su perspectiva mental.
Las mujeres que inician un programa de ejercicio pueden ayudar a reducir el riesgo de que el cáncer regrese y el riesgo de morir de cáncer de mama. El cáncer de mama puede hacerla sentir como si el cuerpo le hubiera fallado. Pero en las investigaciones, se muestra que el ejercicio puede ayudarla a recuperar cierto control sobre su cuerpo y su vida.
Beneficios y precauciones
Hacer ejercicio ofrece muchos beneficios a las sobrevivientes de cáncer de mama. El ejercicio puede ayudar con lo siguiente:
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Mejora su estado físico, lo que puede ayudarla a regresar a sus actividades diarias más rápidamente
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Proporciona una sensación de bienestar, autoestima y un estado de ánimo positivo
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Mejora su capacidad de dormir
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Reduce los efectos secundarios del tratamiento, como el cansancio extremo (fatiga) y la ansiedad
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Ayuda a controlar el peso
Antes de iniciar un programa de ejercicios, pídale al proveedor de atención médica que le haga un chequeo. Si no tiene problemas de salud subyacentes ni efectos secundarios importantes debido al tratamiento, es posible que pueda seguir un programa de ejercicios de su elección.
Pero si todavía está recibiendo un tratamiento contra el cáncer de mama, consulte con el proveedor antes de comenzar a hacer ejercicio. Muchos tratamientos contra el cáncer pueden debilitar el cuerpo. Algunos de ellos incluso pueden afectar el corazón. Si este es su caso, es posible que deba seguir una rutina de ejercicios personalizada. Se tendrá en cuenta su estado físico y el tipo de tratamiento que recibe.
En muchos centros oncológicos, hay fisioterapeutas o especialistas en medicina física y rehabilitación que atienden a personas con cáncer. Pueden ayudarla a diseñar un programa de ejercicio seguro. Si está en tratamiento y está interesada en hacer ejercicio, pregúntele a su proveedor de atención médica si debe consultar a un experto.
Cómo comenzar
Es mejor comenzar a hacer ejercicio lentamente, en especial si no estaba activa antes del diagnóstico. Las personas que intentan hacer ejercicio casi todos los días pueden descubrir que una pequeña cantidad de ejercicio las ayuda a adquirir el hábito de hacer ejercicio de alguna manera. Esto es cierto incluso si son solo de 5 a 10 minutos al día. Aumentar gradualmente el tiempo hasta hacer ejercicio 30 minutos por día es un buen objetivo. En las investigaciones, se ha demostrado que se pueden observar beneficios incluso con una menor cantidad de ejercicio regular. En particular, en el caso de las mujeres que no estaban activas antes.
Caminar, andar en bicicleta o hacer ejercicios acuáticos son buenas opciones aeróbicas. Caminar es una opción natural y fácil. Se puede hacer en cualquier lugar y casi en cualquier momento. Encontrar un ejercicio que le guste es la clave para mantener el hábito.
También debería pensar en levantar pesas (entrenamiento de fuerza). Si levanta pesas, puede ayudar a mantener los huesos y los músculos fuertes, especialmente después de la menopausia. A algunas mujeres les preocupa que este tipo de ejercicio pueda empeorar ciertas afecciones relacionadas con el cáncer de mama, como el linfedema. El linfedema consiste en la hinchazón causada por una acumulación de líquido linfático en el brazo y el pecho del lado del cáncer de mama. En los estudios, se ha demostrado que el entrenamiento de fuerza no empeora el linfedema. Aun así, se recomienda que consulte con el proveedor de atención médica antes de comenzar cualquier programa de ejercicios.
Unirse a un programa de ejercicios en un gimnasio es una buena opción para muchas personas. Muchos gimnasios de todo el país ofrecen ahora programas especiales para sobrevivientes de cáncer.
Vuélvalo un hábito
En general, la parte más difícil de un programa de ejercicios es cumplirlo. Las personas suelen abandonar los programas de ejercicio dentro de los primeros 3 a 6 meses después de comenzar.
Una forma de mantenerse motivada es unirse a un grupo de ejercicio en un gimnasio local. El aspecto social puede ser un beneficio agregado al ejercicio. Y, en muchos gimnasios, hay entrenadores personales. Pueden ayudarla a mantenerse motivada. Hacer ejercicio con un amigo es otra buena idea, especialmente si lo hace en casa. Si camina por el vecindario, con el tiempo, puede resultar más útil que hacer ejercicio en un gimnasio. Esto se debe a que es más fácil hacer actividad física cerca de casa que tener que viajar para hacer ejercicio. Y tener familiares o amigos con quienes caminar la ayuda a mantenerse motivada.
Muchas personas descubren que un diagnóstico de cáncer puede servir como una llamada de atención para no dar por sentada su salud. Hacer ejercicio y ponerse en buena forma física es una excelente manera de hacerse cargo de su salud general. No solo puede ayudarla a recuperarse del tratamiento contra el cáncer, sino que también puede tener beneficios para la salud por el resto de su vida.