Linfoma de Hodgkin: radioterapia
En la radioterapia, se usan rayos X potentes o haces de otros tipos de radiación para destruir las células cancerosas o evitar que crezcan. Hay distintos tipos de radioterapias. Y la radiación se puede usar de muchas maneras. Depende del tipo de cáncer y de la ubicación en el cuerpo.
Para tratar el linfoma de Hodgkin, la radiación se dirige al cáncer desde una máquina fuera del cuerpo. Este tratamiento se conoce como radioterapia de haz externo (EBRT, por su sigla en inglés). Forma parte del tratamiento para la mayoría de las personas con linfoma de Hodgkin.
¿Cuándo se usa la radioterapia para tratar el linfoma de Hodgkin?
El proveedor de atención médica puede recomendarle radioterapia en los siguientes casos:
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Tiene un linfoma en 1 solo lugar del cuerpo
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Tiene un linfoma en algunos lugares a distancias cercanas
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Tiene un linfoma que es grande al principio (linfoma voluminoso)
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Tiene un linfoma residual después de la quimioterapia
En ocasiones, la radiación es el único tratamiento necesario en algunas personas con linfoma de Hodgkin nodular de predominio linfocítico (NLPHL).
La radioterapia puede ser parte del tratamiento si le hacen un trasplante de células madre. En ese caso, la radiación se administra en la mayoría del cuerpo durante un período corto. Esto se conoce como irradiación corporal total. Se hace para destruir la médula ósea. Y deja lugar para las células madre nuevas.
¿Cómo se administra la radioterapia?
Por lo general, se usan dos técnicas de radioterapia de haz externo (EBRT, por su sigla en inglés). Muchos proveedores de atención médica prefieren usar la radioterapia dirigida al lugar afectado (ISRT, por su sigla en inglés). En la radioterapia ISRT, la radiación se dirige a los ganglios linfáticos donde apareció primero el linfoma y a las zonas cercanas. En la radioterapia dirigida al campo afectado (IFRT, por su sigla en inglés), la radiación se dirige a zonas de ganglios linfáticos afectados más amplias que en la ISRT. Con la IFRT, también se exponen a la radiación los órganos cercanos. Por este motivo, los proveedores de atención médica hoy prefieren la ISRT en lugar de la IFRT.
En la EBRT, un proveedor de atención médica llamado oncólogo radioterapeuta elabora un plan de tratamiento para usted. En la planificación (llamada simulación), se hacen pruebas de diagnóstico por imágenes, como una tomografía computarizada, una resonancia magnética o una tomografía por emisión de positrones. En estas pruebas, se toman imágenes del interior del cuerpo. Las pruebas de diagnóstico por imágenes permiten ver con exactitud dónde necesita el tratamiento. Se usan para tomar medidas y encontrar los ángulos correctos para dirigir la radiación. En el plan, que se elabora después de la simulación, figura el tipo de radiación que recibirá y la dosis. También figura cuánto durará el tratamiento.
En la mayoría de los casos, la radioterapia se administra 5 días a la semana, de lunes a viernes, durante varias semanas. El tratamiento lo hace un radioterapeuta. El tratamiento es muy parecido a hacerse una radiografía, ya que no siente nada, pero dura más tiempo. El oncólogo radioterapeuta puede prepararlo para lo que puede sentir durante el tratamiento y después de este.
Posibles efectos secundarios a corto plazo
La radioterapia afecta las células normales además de las células cancerosas. Los efectos secundarios de la radioterapia dependen de la parte del cuerpo que se esté tratando. Los siguientes son algunos efectos secundarios frecuentes:
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Piel roja, seca y con picazón
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Sensación de cansancio (fatiga)
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Sequedad en la boca
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Malestar estomacal o náuseas
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Heces sueltas o diarrea
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Conteos de glóbulos más bajos
Dado que a corto plazo la radiación irrita la piel y la hace más sensible, debe evitar la exposición directa al sol. Si está al aire libre, cúbrase la piel. Use protector solar durante la radioterapia y después del tratamiento todos los días.
Posibles efectos secundarios a largo plazo
Los efectos secundarios a largo plazo dependen de la parte del cuerpo que se esté tratando. Algunos de estos efectos tardíos son comunes y otros son poco frecuentes. Uno de los más graves, aunque es poco frecuente, es un mayor riesgo de tener otros tipos de cáncer en la parte del cuerpo que recibe la radiación. Es un problema más significativo en los adultos jóvenes y en los niños. La radiación también puede causar daño prolongado a los órganos. Por ejemplo, la radiación en el tórax puede dañar la glándula tiroides o el corazón. Hable con los proveedores de atención médica sobre los efectos secundarios a largo plazo en su caso.