Radioterapia externa
¿Qué es la radioterapia externa?
La radioterapia externa (o terapia de haz externo) es un tratamiento contra el cáncer (oncología radioterápica). Consiste en utilizar una máquina para enviar radiación directamente a la parte del cuerpo afectada por el cáncer. El médico que supervisa este tratamiento (oncólogo radioterapeuta) determinará qué tipo de máquina se utilizará.
En la radioterapia externa, se utiliza un tipo de radiación llamada radiación ionizante que destruye las células cancerosas, pero que también puede dañar las células sanas.
Para que las células sanas se recuperen, durante las sesiones de tratamiento se aplicarán dosis pequeñas (fracciones) de radiación. Esto ayuda a proteger el tejido sano alrededor de la zona afectada.
¿Por qué podría necesitar radioterapia externa?
La radioterapia externa se realiza para tratar el cáncer. Es el tipo más común de radioterapia utilizada para destruir las células cancerosas y ralentizar el crecimiento del tumor. A veces se elige como el principal tratamiento contra el cáncer, y otras veces se utiliza después de una cirugía o una quimioterapia. Cuando se utiliza después de otros tratamientos, se la llama terapia complementaria (o terapia adyuvante).
¿Cuáles son los riesgos de la radioterapia externa?
La radioterapia externa puede perjudicar al feto. Por lo tanto, es fundamental que las mujeres no se embaracen durante el transcurso de este tratamiento. Dado que no hay suficiente información sobre los efectos de la radiación en los niños concebidos por hombres que están haciendo radioterapia externa, los proveedores de atención médica recomiendan a los hombres esperar hasta unas semanas después de finalizado el tratamiento para embarazar a una mujer. Hable con su proveedor sobre este tema.
La radioterapia externa puede tener algunos efectos secundarios. La mayoría desaparece después de algunas semanas o unos meses tras finalizar el tratamiento. Pero otros pueden ser duraderos (permanentes) y manifestarse recién el cabo de meses o incluso años. La ubicación, el tipo y la gravedad de los efectos secundarios dependerán de qué parte del cuerpo se haya tratado y de la cantidad de radiación utilizada. Hable con su proveedor de atención médica sobre su riesgo de tener efectos secundarios breves o permanentes a causa de la radioterapia.
La radioterapia puede aumentar ligeramente su riesgo de padecer otro tipo de cáncer. En general, este riesgo es bajo. Si bien el tratamiento es beneficioso y eficaz para tratar el cáncer, el riesgo existe. Hable con los profesionales encargados de su tratamiento para decidir qué tipo de tratamiento es el adecuado para usted.
Al igual que cualquier procedimiento médico, esta intervención conlleva sus propios riesgos. Hable con los profesionales sobre los riesgos que implica su tratamiento en particular.
¿Cómo me preparo para la radioterapia de haz externo?
La radioterapia de haz externo consta de 3 partes:
Durante la simulación del tratamiento, los profesionales determinarán en qué posición se encontrará cada vez que se administre el tratamiento. Los dispositivos están hechos para garantizar que el paciente se encuentre exactamente en la misma posición. Le harán pequeñas marcas en la piel para guiar cada sesión de tratamiento todos los días. Pueden colocarse semillas marcadoras en el tumor o el órgano a tratar. Estas semillas ayudan al radioterapeuta a posicionarlo en el lugar correcto durante cada sesión.
Durante la planificación del tratamiento, los profesionales a cargo usarán un programa informático especial para establecer la dosis adecuada de radiación que se enviará al tumor. Se elegirá la dosis de radiación que tendrá el mayor efecto sobre el tumor y que causará la menor cantidad de daño a los tejidos cercanos. La administración del tratamiento podrá comenzar una vez listas las etapas de simulación y planificación del tratamiento.
Es muy probable que las sesiones de radioterapia externa las realice como paciente ambulatorio. Esto significa que puede volver a su casa ese mismo día. Se le pedirá que no use talco, desodorante ni joyas cerca de la zona a tratar. Los profesionales a cargo le avisarán en caso de que tenga que prepararse de algún modo especial para el tratamiento. Habitualmente, las sesiones se realizan una vez por día, 5 días a la semana, durante un periodo de 2 a 9 semanas.
¿En qué consiste la radioterapia externa?
Por lo general, cada sesión de tratamiento demora entre 10 a 30 minutos. Tratar de colocar al paciente en la posición correcta es lo que más tiempo tarda. La duración del tratamiento depende de cómo se envía la radiación y del tamaño de la dosis. Cada centro de tratamiento tiene sus propias pautas, pero en general, para la radioterapia externa se sigue el siguiente procedimiento:
Le administrarán radioterapia externa 4 o 5 veces por semana durante varias semanas.
Según la ubicación del cáncer, puede que tenga que quitarse la ropa. De ser así, le darán una bata.
Lo colocarán en una posición de modo que la zona a tratar reciba la cantidad adecuada de radiación. Pueden utilizarse moldes especiales y otros equipos para mantenerlo en la posición correcta.
También pueden usarse elementos a modo de protección contra la radiación para evitar que se dañen los tejidos sanos del cuerpo.
Una vez que lo coloquen en la posición correcta y que los elementos de protección estén bien instalados, se dará inicio al tratamiento. Deberá quedarse muy quieto durante el tratamiento para que el haz de radiación llegue al cáncer con la dosis correcta.
Cuando comience la sesión, el técnico supervisará detenidamente el tratamiento en un monitor desde otra habitación.
El tratamiento es indoloro y solo durará unos pocos minutos.
No verá, olerá ni sentirá nada durante el tratamiento,
ni le quedará radioactividad en el cuerpo después de finalizar las sesiones.
¿Qué sucede luego de la radioterapia externa?
Después de cada sesión, es posible que sienta cansancio (agotamiento físico), sensibilidad en el lugar donde se aplicó la radiación y malestar emocional. Trate de dormir más de lo habitual y de seguir una alimentación saludable y equilibrada. Reduzca su exposición al sol en las zonas de piel sensible. Use cremas aprobadas por su equipo de atención médica únicamente. Los profesionales encargados del tratamiento le dirán cuál es la mejor manera de tratar los efectos secundarios en el cuerpo. Puede solicitar que lo deriven a un profesional de salud mental para que lo ayude a sobrellevar las emociones desatadas por su diagnóstico y tratamiento. El equipo de profesionales puede brindarle recursos de asistencia.
El oncólogo radioterapeuta supervisará su evolución y la respuesta del cáncer al tratamiento durante cada sesión. Es posible que en algún momento modifique la dosis de radiación, la cantidad de sesiones o la duración del tratamiento.
Una vez finalizadas todas las sesiones del tratamiento, el equipo de atención médica le indicará cómo proceder. Deberá realizarse controles de seguimiento, como estudios de diagnóstico por imágenes y análisis de sangre. Estas pruebas permitirán determinar si el cáncer se curó o si necesitará más tratamiento. Si está curado, tendrá que realizarse controles de seguimiento regularmente.
Próximos pasos
Asegúrese de saber lo siguiente antes de aceptar someterse al procedimiento:
-
El nombre de la prueba o del procedimiento
-
Los motivos por los que se realiza la prueba o el procedimiento
-
Los resultados que puede esperar y qué significan
-
Los riesgos y los beneficios de la prueba o del procedimiento
-
Los efectos secundarios y las complicaciones posibles
-
Cuándo y dónde le realizarán la prueba o el procedimiento
-
Quién es la persona que realizará la prueba o el procedimiento y sus conocimientos o experiencia
-
Qué sucedería si no se realizara la prueba o el procedimiento
-
Las pruebas o los procedimientos alternativos disponibles
-
Cuándo y cómo obtendrá los resultados
-
A quién llamar luego de la prueba o del procedimiento en caso de tener preguntas o problemas
-
Cuánto deberá pagar por la prueba o el procedimiento